Para quienes hace tiempo pasamos de los setenta años la intervención de la Iglesia en la política que lleva a cabo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, nos debe cuanto menos causar una cierta inquietud.
Los dirigentes de la Iglesia Católica están educados y formados por una Institución milenaria que a pesar de las tropelías cometidas durante siglos siempre han sabido aparecer como víctimas cuando sus abusos provocaron una reacción popular bautizado como
“anticlericalismo” que sólo ha servido para reforzar el apoyo a la Iglesia de las “gentes de bien”.
Hasta que punto están preparados y saben hacer su trabajo que año tras año los máximos representantes de un Estado que se dice laico sean de derechas o de izquierdas hacen ofrendas a Santos y Vírgenes en esas fiestas señaladas para proceder a ese ritual. Y a pesar de esto, la actitud de nuestro Presidente y su Gobierno provoca en buena parte de la cúpula Eclesiástica una oposición que les lleva a asociarse públicamente con la oposición y en contra del Gobierno.